La banda británica Bring Me The Horizon volvió por segunda vez a la Argentina dando dos demoledores shows por entradas agotadas en Groove.

Como si fuera el color negro el uniforme obligado, los adolescentes se amontonaban en la entrada del local de Conciertos ubicado en Palermo desde tempranas horas del mediodía, a pesar del intenso calor. Muy lejano parece aquel concierto del año 2011, la primera llegada de la banda al país, en un teatro flores colmado de fanáticos del Post-Hardcore. Ahora lo que inundaba la vista eran jóvenes menores (algunos acompañados de sus padres), atraídos como moscas a la miel, deslumbrados por sus héroes con el cuerpos lleno de tatuajes, los cual interpretan las canciones que los ayuda a expresar toda la incomprensión del mundo adolescente.

Hace varios años que la banda de Sheffield dejo casi totalmente de lado los guturales y los afilados solos y punteos de guitarra, por lo que ahora lo más atractivo en sus shows es el sonido de los sintetizadores, teclados, y los coros suaves.

Con dos shows milimétricamente temporizados, la banda hizo la misma lista de temas el 8 y 9, pero eso no le resto impacto a su performance cargada con la parafernalia de los reflectores y la pantalla en el fondo del escenario que iluminaba todo el lugar con el arte de That’s The Spirit, disco que da nombre a la gira que los trajo para promocionar el mismo. Comenzando con Doomed, la banda puntual piso el escenario a las 21:00 hs, empotrados en el acotado espacio del escenario Groove, causando una avalancha de fanáticos.

El single Happy song fue el segundo tema y luego dos de las piezas más potentes de su disco anterior, Go to Hell, for Heaven's Sake y The House of Wolves.

Acto seguido uno de los mejores momentos del show con la llegada de Chelsea Smile el ultimo reflejo del viejo Bring Me The horizon, en el cual el frontman Oliver Sykes (quien difícilmente conseguía entonar toda la letra con ayuda del público y del tecladista Jordan Fish), le ordena al sector del campo sentarse, antes de cantar el último verso de la canción y enardecer la multitud de un sobresalto.

Luego el súper hit Throne, llego el doblete de canciones icono de su anterior disco Shadow Moses, y el primer momento “tranquilo” del show con Sleepwaking, por supuesto nadie privo a los fans más intensos de hacer Mosh Pit incluso en las canciones más suaves. True Friends y Follow You fueron de los clímax más intensos del show pasando del potente redoble de la batería, hasta los coros mas matizados respectivamente en cada canción.

Luego prestaron Can you feel my heart y después, el momento más heavy del show con Antivist, antes de que la banda se retire del escenario.

Para la vuelta en el encoré del primer show, Oliver, Matt, Jordan, Lee, y Matthew llevaban puesto cada uno una camiseta de futbol de Argentina, como no podría ser de otra manera, con sus nombres bordados en la espalda, (todos menos el segundo guitarrista, quien es solo un miembro de apoyo, pero verlo sin su camiseta, creo un ambiente de rechazo a su alrededor). Blessed With a Curse fue el tema elegido para la vuelta, y para el cierre final, una explosión de adrenalina con Drown y pilares de humo que adornaban el escenario.

Si bien en el día 2, la banda se dejo notar mas desgastada por una ajetreada gira latinoamericana que seguirá por México y una castigada garanta de Sykes, todos los asistentes del show regresaron a casa con el corazón contento de haber asistido a la fiesta de rock en el horizonte.