El clamor popular se plantó como tantas veces pero… ¿Fue el único y principal objetivo de todos los participantes? La voz del pueblo se hizo escuchar, tanto en la plaza de los congresos con una convocatoria récord y una marcha que quedará para la historia, como en las redes sociales y cualquiera sea el espacio donde la gente se expresó, en contra de la Violencia de género, en todas sus definiciones. Vale aclarar que limitar la marcha a un reclamo para que no haya más muertes de mujeres, es solo un simplismo.
Lo interesante de esta movida, en un principio, es dar a conocer que existe una ley para la protección de la mujer desde el año 2009, pero que la misma parece no aplicarse y necesita de otras medidas y el compromiso político para que funcione.
Además entender que existen muchas formas de violencia contra la mujer, que van desde el maltrato psicológico a la violencia física, o desde un "piropo" desubicado al femicidio. Dicho así puede entenderse como extremista, pero las variables son muchas; como así también las adhesiones a conceptos u opiniones son tan diversas y muchas veces opuestas que no queda tan claro los límites de este reclamo.
Algunos creen que un piropo sin faltar el respeto es una forma de violencia, otros no. Algunos acatan a raja tabla las consignas de la marcha, otros intentan no diferenciar un asesinato por género. Y en el medio de tantas expresiones y opiniones aparecen los oportunistas, los que están dispuestos a sacar rédito de una manifestación mucho más importante que sus propios intereses.
Muchos políticos se hicieron presentes en persona, mediante redes sociales o apariciones en medios, con el único propósito de mejorar su imagen de cara a las elecciones participando de un reclamo tan necesario como justo, lo que podríamos definirlo como una gran mancha. Como también las repercusiones y el interés de los medios de acuerdo a como tienen pactada sus pautas publicitarias.
Otra un poco menos pesada y lastimosa es la gente que acudió por el solo hecho de acompañar sin saber concretamente los motivos por los que estaban allí, o simplemente la gente que le dedico un día de su actividad en una red social, y ya el 4 de junio olvido todo eso que promulgó el día anterior. Ni hablar la gente que tuvo que ir obligada por ser parte de una agrupación y/o trabajar en organizaciones del estado.
Y en el medio de esta ensalada quedó la ley que no se aplica. Que es el puntapié inicial para empezar a radicar el problema, pero no es la única solución. Sin dudas que la falta de educación conlleva falta de valores, los que deberían ser inculcados desde todas las instituciones que forman parte del desarrollo de una persona desde que es pequeña. Porque existe el convencimiento de que de chico se aprende lo que está bien y lo que está mal, lo que se puede hacer y lo que no; y por decantación el respeto hacia la mujer, como también para cualquier prójimo que se pueda sentir violentado con una simple actitud o las más aberrantes vejaciones.
Por eso creemos que el problema es mucho más profundo del que se plantea, y se necesitan políticas firmes y planificadas, no solo para que la tasa de asesinatos de mujeres baje a nula, sino también para que la palabra piropo no se vea manchada con sangre por la confusión y locura generalizada.
Que nadie vea la oportunidad en todo esto, es otro cantar, lo que seguramente puede llegar a ser igual o tanto más difícil que solucionar el problema de la violencia de genero.
De todas formas, lo más destacable de todo esto es que el tema se haya puesto a la vanguardia de la agenda de los argentinos, para que tantas personas que luchan por los derechos de las mujeres no se sientan tan a la deriva, y que a partir del 3 de junio de 2015 el trabajo sea en serio y que las cosas se encaminen hacia una solución, sin dudas difícil, pero no imposible de lograr.