Kim Kardashian (36) venía teniendo un fantástico año 2016: su reality show se consolidaba como el más visto del mundo en su género, fue tapa de la revista Vogue, su cuenta bancaria crecía día a día. Su marido, Kanye West (39), también tenía un año espectacular con la música y había cerrado un contrato billonario con Adidas, para diseñar con total libertad creativa. Todo cambió para mal la madrugada del lunes 3 de octubre cuando Kardashian sufrió un violento asalto en París, donde le robaron 11 millones de dólares en joyas, aunque ella no sufrió ningún daño físico.

Desde ese momento, la mediática dejó de usar todas las redes sociales y no salió de su casa. El cambio es muy significativo, ya que su fuente de éxito y dinero se basa en su actividad en internet. Se sabe que desde esa terrible fecha hasta hoy, la modelo, junto con especialistas, estuvo planificando nuevas medidas de seguridad. Junto a su madre y manager, Kris Jenner (61), estuvo estudiando cómo y cuándo volver a las redes sociales. Sus fanáticos y los medios de comunicación la esperan con voracidad, ya que ella acapara el 40% de los titulares informativos del mundo.

El lunes 21 de noviembre se organizaba en Nueva York una cena en honor a su padre, el fallecido abogado Robert Kardashian. Esa gala significaba para la modelo su regreso triunfal a la alfombra roja.

Unas horas antes del evento le informan de una nueva desgracia: su marido había sido internado en un neuropsiquiátrico debido a un brote psicótico temporal. Kardashian voló desde la Gran Manzana hasta Los Angeles, donde reside, para acompañar a West. Ella quería llevar a su cónyuge para pasar juntos el Día de Acción de Gracias, pero lógicamente no se lo permitieron.

West lleva una semana internado y no tiene fecha de alta. Hasta ahora se sabe que sufre de paranoia y depresión. Su esposa 'está internada' con él y lo único que le importa es que su compañero recupere la salud mental. Sus hijos North (3) y Saint (1) preguntan por su padre y ella les contesta que él 'está trabajando', para no angustiarlos.