El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) es una organización científica, no gubernamental, sin fines de lucro, que se desempeña a través de técnicas como la antropología social, arqueología, antropología forense, informática y genética.

En Argentina trabaja desde hace más de treinta años en la búsqueda e identificación de los restos de desaparecidos, consecuencia del accionar del terrorismo de Estado entre los años 1974 a 1983.

La misión fundamental ha sido identificar los restos de desparecidos para restituirlos a sus familiares, aportar pruebas científicas a la justicia en la investigación de casos de desaparición de personas y contribuir al esclarecimiento de la verdad histórica, a la lucha contra la impunidad, y al fortalecimiento de una justicia independiente.

Además, ha realizado investigaciones semejantes en más de treinta países que, luego de períodos de violencia política, decidieron averiguar el destino de sus desaparecidos.

En el año 1984 llegó al país un equipo integrado por genetistas, entre ellos el antropólogo forense, estadounidense, Clyde Snow, quien conformó un equipo con el que pudo hacer un trabajo científico, gestando un grupo que, sistematizando información y conformado en su mayoría por estudiantes, antropólogos, arqueólogos y algunos médicos, con predisposición y voluntad, realizaron las primeras excavaciones.

Así nació el EAAF, cuyo trabajo de investigación históricamente se ha dividido en tres partes. La primera, preliminar, la desarrollan considerando que no pueden solamente recuperar los restos, sino que deben investigar.

Es importante que exista una investigación histórica sobre las víctimas, con referencias sobre qué sucedió, quién desapareció, cuándo, dónde, cómo y por qué. Todas estas preguntas deben ser respondidas; hay también una investigación física de las víctimas, con el aporte de los familiares y compañeros, con datos que van desde cómo era la persona, sus Estudios, militancia, hasta sus relaciones, intentando reconstruir su vida e historia física.

Además, paralelamente se desarrollan indagaciones sobre los lugares de inhumación.

La segunda fase consta del trabajo de exhumación arqueológica, la propia excavación, donde se recuperan los restos de las personas.

Mientras que la tercera forma parte del análisis de los restos que se pueden recuperar. Para poder realizar este último paso, previamente se resuelve tanto la identificación de las personas como las causas de sus muertes.

Para la reconstrucción de la identidad el equipo siempre trabajó con fotografías, ya que muchos datos los aportan personas que han sido liberadas de centros de tortura, que pueden no saber los nombres, pero jamás olvidarán los rostros.

En el transcurso del campo al laboratorio, siempre mantienen la cadena de custodia, porque todo es prueba y puede servir como evidencia para la búsqueda de responsabilidades penales. El proceso de reconstrucción de identidad de los restos de desaparecidos es una difícil tarea, debido a que la mayoría ellos eran chicos sanos que no tenían fracturas ni arreglos dentales. En definitiva, eran personas muy jóvenes como para haber sufrido patologías que hibiesen dejado rastros físicos para poder detectarlos.

Es por esto, que desde el año 1998 se recuperaron muestras de sangre de familiares, y a partir del año 2007 se lanzó la iniciativa latinoamericana para la identificación de personas desaparecidas. La finalidad es recuperar la mayor cantidad de muestras de detenidos desaparecidos y compararlas con las de los restos óseos.

Con la creación de un banco de restos genéticos con los perfiles de los detenidos desaparecidos y los de sus familiares, para poder cruzarlos e ir develando compatibilidades, se intenta llevar adelante un proceso que pretende alcanzar la recuperación total de la identidad robada.