Erotismo, satisfacción, masturbación, goce, no son para las mujeres, "el pan de cada día". Desde la infancia no podemos hablar abiertamente del tema como los hombres, y si lo hacemos el prejuicio recae sobre nuestras palabras y actos. De esta manera, cuando llegamos a la adolescencia y a la adultez y comenzamos a ser sexualmente activas, una gran frustración nos persigue.

No sólo no exigimos que nos brinden placer, sino que nosotras no nos animamos a la autocomplacencia.

En estos tiempos podemos acceder fácilmente a la información, a formatos digitales, a juguetes eróticos, etc. Pero es evidente que no todas estamos preparadas para saber que el sexo, el "buen sexo", el placer, el orgasmo como fin de la actividad sexual, son derechos que debemos cumplir y hacer cumplir a nuestras parejas, sean estas hétero u homosexuales, ocasionales o formales.

Las adolescentes deben saber que la masturbación es un acto de amor y de cuidado personal, así como es necesario que sepan que el uso de preservativos al mantener relaciones íntimas con otra persona es imprescindible y fundamental.

Que el sexo siempre debe ser consentido entre las partes y si el hombre o la otra persona goza y disfruta en la intimidad, nosotras también debemos gozarlo. Para eso tenemos que conocer nuestro cuerpo, y de qué manera hay que estimularlo. Tocarnos, comprarnos juguetes, mimarnos, y dejar los prejuicios en un cajón con doble llave, son los primeros ejercicios para dar la bienvenida a la satisfacción sexual.

La sexualidad es una necesidad de los humanos, y disfrutarla es una obligación que a cada uno le compete.

Y si de mujeres las mujeres hablamos, es preciso dejar de apuntar hacia las otras, dejar de cometer acciones prejuiciosas contra nuestras congéneres, apartar las actitudes machistas, ser respetuosas de las elecciones de otras damas, y tender una mano cuando alguna padezca situaciones de Violencia de género y opresión.

No continuemos haciendo comentarios discriminatorios sobre la vestimenta o la manera de actuar de otras, porque juntas podemos ayudarnos a tener una mejor calidad de vida en todos los aspectos, sin dejar de lado la sexualidad como fuente de bienestar.