A lo largo de estos últimos 12 años, desde su debut en agosto de 2002, Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro ha cosechado una gran cantidad de títulos y galardones, tanto a nivel de equipo como personales. Sin embargo, pese a la madurez que uno cree que ha adquirido en su extensa trayectoria, también se lo reconoce por sus típicos e infantiles berrinches.
Ayer, miércoles 29 de abril, tuvo su último malestar (hasta el momento), cuando se fastidió con Arbeloa, que al faltar seis minutos para que culmine el encuentro, selló el 3-0 para el Real Madrid ante el Almería, empujando la pelota hacia el arco y anticipándose al galáctico, que entraba solo por detrás.
Uno podría pensar que su enojo se debe a otra cosa, pero lo cierto es que el goleador de la casa blanca no pudo anotar ningún gol en el partido y estalló de ira. embistiendo el balón con bronca. De más está decir que tampoco festejó el tanto junto al resto de sus compañeros.
Sin ir más lejos, el pasado 15 de marzo, en la victoria del Madrid 2-0 sobre el levante en el Santiago Bernabeu, también se mostró molesto, en este caso con Gareth Bale, autor de los dos goles del encuentro. El tanto del galés fue por un rebote posterior a una tijera que el portugués falló dentro del área visitante, lo que lo hizo enojar a tal punto de no celebrar junto a sus colegas.
Otro de los episodios más llamativos de su carrera tuvo lugar el año pasado, en la final de la UEFA Champions League ante el Atlético de Madrid del "Cholo" Diego Simeone.
En esa ocasión su gesto fue similar: cuando Sergio Ramos igualaba el encuentro, ya en el final de los 90' reglamentarios, CR7 no festejó junto a sus compañeros dicho empate, sino que, minutos después, prefirió celebrar su propio tanto, que redondeó la goleada 4-1 de los merengues cuando se jugaba el tiempo extra.
Este deseo de gol que tiene el delantero, no se debe a sus ansias por ayudar al equipo, sino a la competencia que tiene con Lionel Messi para ver quién será el nuevo "pichichi" o máximo anotador en todas las competencias que compartan.