Desde que se hizo cargo de la direccióntécnica de River, Marcelo Gallardo tuvo como esquema preferido el 4-3-1-2, conun enganche definido. Luego del apático partido en la Bombonera por el torneolocal, donde su equipo no generó juego y cayó sobre el final, el técnicomillonario pateó el tablero.
Cuando confirmó la formación con un doblecinco, Kranevitter-Ponzio, todo hacía indicar que Gallardo prefería hacersefuerte atrás frente la verticalidad del Boca y privilegiar el cero en su arco.
Luego de los 10 minutos iniciales, losvolantes centrales de River se hicieron dueños de la mitad de la cancha yPonzio fue el alma de River: anticipaba, metía, empujaba.
En el primer tiempo,eso le alcanzó al local para acorralar con pelotazos a Boca en su arco, pero losdelanteros no pudieron convertir las cuatro situaciones claras que tuvieron.
En el segundo tiempo, River sintió eldesgaste físico y tanto Kranevitter como Ponzio bajaron la intensidad. Bocaemparejó el partido, pero salvo el mano a mano de Calleri, no generó peligro yse refugió atrás.
El resultado le terminó de darle la razón aGallardo, que pese a una formación supuestamente defensiva, logró que su equipocon más corazón que ideas transitara más tiempo en campo contrario y se llevarael primer chico.