El partido que todo árbitro sueña dirigir. El clásico más importante del Fútbol argentino y hasta de América es River-Boca. Flor de tarea tenía German Delfino en el que debía que impartir justicia en un cruce de octavos de final de copa libertadores. Ya lo había hecho el año pasado en el partido de vuelta de las semifinales de la sudamericana justamente en el estadio monumental cuando cobró aquel penal para Boca al minuto de juego.
Esta vez Delfino no estuvo a la altura y no cumplió con las expectativas que había generado en el anterior duelo de fin de año último.
Cometió más errores que aciertos, se lo notó fastidioso cuando hablaba con los jugadores. Estuvo muy permisivo en varias decisiones, le falto mayor disciplina en algunos momentos.
Dejó pegar demasiado lo que hizo que fuera un encuentro áspero, friccionado con violencia excesiva.
Debió tomar otras determinaciones en jugadas puntuales. Pudo haber echado a Vangioni que fue muy mal ante Gago y no lo hizo. Lo mismo pasó con Funes Mori con aquella patada voladora al cuerpo a su rival como Van vomel en la final de Sudáfrica. Carlos Sánchez agredió a un futbolista xeneize en el que también mereció una sanción importante y Cubas, el mediocampista de Boca, debió ser expulsado al tener amarilla y cometer una fuerte falta de amonestación.
Sí acertó en la jugada del penal porque hubo infracción a Pity Martínez dentro del área. La roja a Teo estuvo bien dada la irresponsabilidad del colombiano en la falta.
Desprolijo fue cuando el juego se demoró por la falla que tenía con sus intercomunicadores, los jueces de línea, que interrumpió los minutos largo rato.
Hay que destacar que el juez viene de un antecedente fresco que generó polémica: en Liniers cobró penal para Vélez y expulsó a uno de Arsenal pero gracias a la tecnología dio marcha atrás y finalmente reconoció su error al no hacer patear ese penal.
En la fría noche del jueves, Gago hizo un gesto de mal gusto al público local frotándose las manos al cuerpo en señal que tenía frío y el árbitro ni lo amonestó.
Otra jugada que se equivocó fue la mano de Calleri que no la cobró en un ataque de la visita.
Sus asistentes tampoco han tenido una buena noche, no lo ayudaron en ninguna jugada que el juez dejó pasar por alto.
German Delfino en una actuación para el olvido y eso que es un árbitro de experiencia que ha tenido sólidos desempeños. Por algo lo designaron este compromiso pero ahora deberá lidiar con las voces de entrenadores, dirigentes, futbolistas y hasta de la prensa que no estuvieron para nada conforme con su arbitraje.