Posiblemente, el pasado 26 de junio fue uno de los días que marcaron un antes y un después en la sociedad norteamericana, y por qué no, en el mundo entero.Desde ese día, según la ley, “el matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos, con independencia de que los contrayentes sean del mismo o diferente sexo”, estableciendo así el matrimonio igualitario en Estados Unidos, con excepción de algunos estados norteamericanos que se niegan a reconocer el fallo


Con esta ley, ya son 20 los países donde el matrimonio entre personas del mismo sexo está legalizado, entre ellos Holanda, España, Bélgica, Argentina y Uruguay. Países que demuestran que, con el paso de los años, la sociedad fue avanzando en derechos que sean, verdaderamente, para todos. 

La igualdad es uno de los valores sociales que necesita pulirse, y para el que aún hay que trabajar mucho, con el fin de lograr que toda ley sea equitativa para cada uno de los ciudadanos.

Verdaderamente el hecho que Estados Unidos, un país con tanta influencia mundial, haya dado este gran paso es una victoria. Desde hace muchos años, gays y lesbianas vienen luchando para el reconocimiento que se merecen, y estos días han ganado una batalla más.

La libertad de elegir


La Legalización del matrimonio es importante, no solo para quienes luchan por su propia libertad de elegir, sino también para sus hijos, quienes ganan reconocimiento y amparo legal ante cualquier contingencia. Cuando entre en vigencia la ley todos los ciudadanos podrán casarse, parece increíble que recién hoy esto sea una realidad después de décadas de lucha de una comunidad. Está claro que no todos somos iguales y que el debate aún va a estar vigente, pero es necesario tomar conciencia de que, más allá de las diferencias de opinión, de creencias o convicciones, todos debemos ser iguales ante la ley.


Así como una persona heterosexual tiene la libertad de elegir con quién casarse, aquellos que no lo son también deben poder hacerlo. ¿Por qué no? Si todos somos individuos con libertades, deberes y derechos ante la ley, ¿por qué no aceptar esta igualdad?


Espero que quienes aún no reconocen este tipo derechos sigan el ejemplo de Estados Unidos y de aquellos países que ya son un modelo avanzado en materia de la legalización del matrimonio. La sociedad necesita aceptar las diferencias y estos avances son una excelente manera de hacerlo.