Sin lugar a dudas, viajar es una de las experiencias más enriquecedoras que el ser humano puede disfrutar, me lo han dicho muchas veces, y este verano lo pude comprobar. Decidí emprender viaje al sur de Argentina, conocí El Bolsón, Bariloche y alrededores. Si sos fanático de la aventura rodeada de paisajes imponentes, seguí mi consejo y no te pierdas estos destinos.
Llegar a El Bolsón es arribar a un pueblo pequeño pero de grandes rincones, caminar sus calles es encontrarte con viajeros de los destinos más variados, con sus mochilas y sus ganas de conocer lugares y gente.
El recorrido ideal comienza en una caminata por el pueblo, su feria y hermosa plaza son los puntos más populares. ¡Y ni hablar de sus cervezas y helados! No podés dejar de probar la cerveza de frambuesa y el helado “Mouse del Piltri” la especialidad de la Heladería Jauja, al que podés sumar varios sabores más.
Un imperdible: el Cajón del Azul. Es, sin dudarlo, uno de los lugares más lindos, como salido de un cuento de hadas. El camino es largo, 10 kilómetros de ripio hasta llegar a destino. Durante la caminata se suceden una serie de paisajes que dejan ver árboles, panorámicas y ríos, la combinación perfecta. A lo largo de los kilómetros hay también refugios, si tenés una carpa no es desperdicio frenarse en cada uno de ellos a pasar la noche y disfrutar la naturaleza en todo su esplendor.
Luego de haber hecho el recorrido completo, te encontrarás con grandes piedras que rodean al río Azul, en uno de sus sectores se forma como un pozo de agua de color verde esmeralda, allí es el Cajón del Azul, los más valientes saltan desde lo más alto hacia el agua helada, otros nos quedamos en la orilla a contemplar la tranquilidad del lugar.
Una de las mejores experiencias del viaje.
Una vez que hayas disfrutado el Cajón, hay dos lagos que no podés dejar pasar, también en los alrededores de El Bolsón: Lago Puelo y Epuyén. Rodeados de senderos, y montañas, ambos lagos de agua transparente y varias tonalidades de azules, atrapan en su profundidad.
Barilo, Barilo, nos fuimos a Barilo
El Bolsón me dio muchas aventuras, y luego de unos días allí, la estadía se mudó a Bariloche.
La ciudad de los estudiantes parece cambiar cuando ya no tenés 18 años. Es verdaderamente preciosa, vale la pena caminarla cada noche persiguiendo el atardecer en el Nahuel Huapi. Sus chocolates, galerías, el Centro Cívico, los artesanos, cada lugarcito es imperdible. En la ciudad hay recorridos que son tradicionales: el Cerro Otto, Cerro Catedral, pequeñas cascadas escondidas entre las montañas. Sin embargo no son las únicas opciones. En el viaje decidimos recorrer pueblos de alrededores, un día por destino, así conocimos Villa Traful y su muelle teñido de turquesa, Colonia Suiza y su tranquilidad tradicional, Villa La Angostura y sus casitas de madera.
Además de los paseos, el paisaje, la aventura, otra de las características positivas es que no es tan caro como todos dicen.
Un consejo: para abaratar aún más, los hostels y realizar las excursiones por tu cuenta en colectivo, son una gran opción.No dudes en enamorarte de los caminos del sur, además de estos rincones hay muchos otros destinos preparados para disfrutar.