Subcampeones de América en Chile 2015 y del mundial Brasil 2014. Cualquier selección del planeta sería reconocida por esos logros. Pero nosotros, los argentinos, leemos en las tapas de los diarios "22 años sin títulos", "fracaso de la selección", "otra vez segundos" y puras críticas a un proceso que lleva su tiempo de elaboración, el de la adaptación a no ser ganadores.

En la era post campeones del mundo con Bilardo-Maradona, vimos pasar sin pena ni gloria a Basile, Passarella, Pekerman, Bielsa, al mismísimo Diego, a Sabella y a Martino. Aunque este último solo en su primera etapa durante la Copa América, ahora viene la segunda y más importante - siempre hay algo más importante - las eliminatorias para el próximo mundial.

No nos cansamos de repetir que deberíamos ser, que tendríamos material conque y que podríamos ganar todo lo que disputamos con la selección Argentina. Pero nos quedamos en eso, en los verbos potenciales, con los ojos llenos de lágrimas y las gargantas rojizas de tanto aguantar el grito de campeón sin poder soltarlo. Y en parte la culpa es nuestra, porque siempre encontramos una excusa en lugar de visualizar e intentar corregir los errores que nos llevaron a las derrotas.

El "me cortaron las piernas" del 94, el cabezazo del Burrito en Francia 98, la inexplicable eliminación en primera ronda de Corea-Japón 2002 con el equipo invencible de las eliminatorias, la dura imagen de Messi sentado en el banco de "Don José" mientras nos quedábamos afuera por penales en cuartos de final en 2006, la pálida cara mostrada en el 0-4 propinado también por los teutones en cuartos de Sudáfrica 2010 y la mala suerte en el tiempo extra de la final de Brasil 2014.

En ninguno de estos casos, nos dimos el lujo de siquiera imaginar que fueron aciertos del rival, sino siempre errores nuestros.

Como dijo Javier Mascherano tras la derrota en la final ante Chile "esto es una tortura", pues él contiene los mismos sentimientos e ilusiones que cualquier hincha, que es ver a la selección argentina ungida de victoria.

Algo que no se da desde 1993 y que duele mucho. El "jefecito" también dejó deslizar en sus declaraciones a la prensa que quizás entre, junto con un grupo de jugadores, en la bolsa del próximo recambio de la Selección Argentina.

La Selección chilena ganó la Copa América, y mientras tanto, nosotros creemos que el éxito solo equivale a salir campeón.

Y por eso no valoramos que salir segundo también es parte de un proceso que nos llevará en un futuro - no muy lejano - a conquistar lo que hoy se nos niega. Por todo esto, la culpa es nuestra. Por rehusarnos a la adaptación de no ser ganadores.