En 1975 Argentina traía 11 años de crecimiento con un promedio de 30 % de inflación. Hacia fines de 2015 la economía también mostraba crecimiento, la inflación -según algunas consultoras- estaba bajando o se mantenía estable y el consumo era alto. El nivel de desempleo no resultaba alarmante.
En esos años setenta, aparece la figura de Ricardo Masueto Zinn, con vínculos con los grupos empresarios, particularmente el CEA (Consejo Empresario Argentino), que apoyado por los empresarios diseña un plan de "sinceramiento" de la economía. Zinn con el plan bajo el brazo es nombrado viceministro de Celestino Rodrigo, quien a las 48 hrs.
de asumir, anuncia el sinceramiento de la economía.
Este plan económico, que la historia recuerda como el "Rodrigazo", provoca que dólar financiero suba al 100 % y el comercial el 180 %, el transporte un 150 %, la electricidad un 75 % y los otros servicios hasta el 300 %. En promedio, el 100 % (solo el combustible un 175 %). Los salarios sufren un ajuste del 46 % al principio, posteriormente del 80.
La palabra sinceramiento fue nombrada por el ministro Rodrigo unas 30 veces en el anuncio de este plan económico.
El resultado fue: la inmediata suba de la inflación que pasó del 2 % mensual al 7 % y después al 10 % y terminó acumulando ese año el 300 % de inflación anual, lo que provocó la licuación de deudas de las empresas y de los salarios, el PBI per capita bajó el 3 % y los precios al consumidor hasta enero de 1976 subieron 566 %.
La finalidad de aquellas medidas era bajar el déficit fiscal, eso es lo que se dijo, pero en realidad, lo que buscaba era una transferencia de riqueza hacia los grupos concentrados de la economía y la desestabilización del Gobierno de María Estela Martínez de Perón; ambas cosas logradas, ya que el 24 de marzo de 1976 se produjo el golpe de estado que inició una dictadura militar con beneficios a estos bloques concentrados, estatizándoles su deuda privada a empresas como la de Franco Macri,
Zinn fue el ideólogo del plan económico de Martínez de Hoz, desde el grupo Azcuénaga, se llamaba así porque funcionaba en un petit hotel de la calle Azcuénaga, propiedad de Blaquier.
Zinn, además, fue gerente de SOCMA y presidente de SEVEL, donde sería mentor del joven hijo del propietario de estas empresas: Mauricio Macri.
Sin dudas podemos trazar un paralelismo de esa época con la nuestra: se acusó al anterior gobierno de incapaz por bajar la inflación o el déficit fiscal; permitir la existencia de varios tipos de dólar, para tomar las medidas para sincerar la economía.
Despidos masivos de empleados públicos y particulares, quita de subsidios en los servicios como luz, gas, transporte; permitir que el mercado manejara el precio del dólar, quita de retenciones al agro, minería, libre importación. Como dijo Zinn, "achicar el Estado es agrandar la Nación".
A cuatro meses de este gobierno, tenemos las viejas y conocidas consecuencias: caída del consumo, pérdida masiva de la masa laboral y fuentes de trabajo, precios de los alimentos en escalada inflacionaria, sueldos que no alcanzan para llegar a fin de mes. Se repite la historia como una condena una mala película que ya vimos hasta el hartazgo.
La derecha necesitaba un desastre económico para ganar cada vez más, en ese momento y aunque esta vez no había tal desastre, lo inventaron, hablan como si fuera una herencia caótica e incorregible, pero en si el verdadero caos lo han desatado ellos, igual que en esos años 70 que presagiaban la mayor tragedia argentina.