Este año de elecciones viene dando muestra de un fenómeno que se ha ido reproduciendo hace años. Un gobierno es elegído democráticamente cada 4 años en todos y cada uno de sus órdenes o niveles. Esto es lo que debe ser considerado normal en un país democrático. Ahora bien, cuando cada oficialismo pretende conservar el poder apela a instrumentos que corrompen esa igualdad que debe reinar en un país demócratico.
El uso y abuso de los recursos estatales con fines proselitistas tiene quizá una composición peronista en su origen, y hoy lo lleva a cabo en su máximo esplendor el Kirchnerismo.
Pero, también ha trascendido a este último. Este tema ha llegado a un punto tal, que las mismísimas dependencias de un ministerio o secretaría llevan el color del partido de turno. O incluso una publicidad que anuncia una supuesta obra, lleva en sus anuncios letras del color del partido que gobierna, otros han pintado hasta los bancos de las escuelas públicas del color de su partido.. Esto, que está mal o es irregular desde todo punto de vista republicano, ya se hizo costumbre entre nosotros y ya prácticamante lo tomamos como natural. Pero esto genera que en épocas de campaña, los oficialismos utilicen fondos del estado que gobiernan, medios de comunicación de sus estados, hagan campaña para su sucesor- sí es que no hay reeleción indefinida- con fondos de sus gobernados todo cash y por fuera de la rendición de cuentas que debe practicar cada partido, lo que estira las diferencias entre el partido gobernante y cualquier partido opositor.
Creo que este conformismo que denoto en esta forma de usar los recursos ha sido producto de una confusión generalizada; Es la que ímplicitamente entiende que Estado, Gobierno, y Partido son lo mismo. El Estado somos todos, no puede ser un partido. El Gobierno administra el Estado y debe estar para todos. El partido contiene a un gran número de afiliados/militantes.
Es decir, son distintos y deben ser entendidos separadamente.
Esta forma de actuar es repudiable tanto al Gobierno con el uso de cadenas nacionales, spots, el uso partidario de la Televisión Pública, a Scioli y sus millones de presupuesto en materia publicitaría destinada a teñir una provincia de Naranja mientras tiene a los docentes alambrando, a Macri que te pinta de amarillo todo lo que cruce delante de sus narices además de aprovechar actos gubernamentales para fines partidarios como ayer en el momento de la designación de Michetti como su candidata a Vice Presidente.
Justo él. Si, el Republicano.
Pero, ¿Cuál es la consecuencia de todo esto? Desequilibra la competencia demócratica de una manera abismal. Y quienes se encuentran en la oposición cuentan con menor capacidad- Salvo Macri a Nivel nacional que cuenta con recursos estatales y empresariales- para pelear cara a cara, voto a voto, con el partido Gobernante. Y ello puede perjudicar claramente la alternancia en el poder.
Quienes hoy estan conformes con este proceder, puede que le toque en un futuro- sí se rompe lo que estoy describiendo- que gane un Gobierno que les disguste y le pinte del color de su partido hasta el palo de la luz de su cuadra. Y se van a enojar, si, y con razón.